Lo más duro revisited

Se pregunta el amigo Bulderban en su blog, seguro que todavía con los dolores propios de haberse cascado la subida al Yelmo, que qué es lo más duro en lo que había competido él. Hoy, como me encuentro con falta de ideas y me parece una pregunta interesante le voy a robar el tema y me voy a preguntar lo mismo ¿qué es lo más duro en lo que he participado?

Lo primero sería ir a lo fácil y revisar los 5 maratones en los que he participado. La verdad es que el primero fue muy muy duro, básicamente porque no sabía dónde me metía y fui con una preparación con la que hoy quizás no haría ni una media maratón con garantías. El resto fueron incómodos ya sea por el fallo muscular típicos, por el infernal calor (millenium maratón) o porque 42kms son 42kms y son duros de por sí. Pero reconozco que lo he pasado peor en otras carreras.

Los crosses, la mayoría no pasan de media hora de carrera, pero qué media hora. Recuerdo hará unos años un fin de semana dónde me metí pal cuerpo dos crosses en dos días. Sábado en la Autónoma y domingo en los 8km por el parque de Tres Cantos. Qué manera de sufrir ese domingo... esos 8kms parecieron 80.... Y qué decir del último cross de la Autónoma, se me cruzarón los cables y llegué al límite límite.... pero no es lo más duro que he hecho.

Lo más duro, ha sido el superduathlón de montaña. Por candidez propia de la juventud pensaba que podía quedar muy bien clasificado en esa carrera y olvidando que era una prueba de larga duración salí escopetado en la subida en mtb a la bola del mundo. Tan escopetado que llegué más adelante de lo que mi nivel hubiese aconsejado. Pero la bajada por la loma del Noruego me puso en mi sitio rápidamente, y un reventón en la rueda trasera me relegó al último puesto. Llegando a Cotos, con todas las bicis ya en el área de transición, cabreado porque nada estaba saliendo como esperaba, salí a muerte hacia Peñalara. Adelanté a un puñado de corredores y ya de bajada a otros pocos.... pero fue justo volver a coger la bici cuando el viejo amigo, el asma, apareció consecuencia del sobreesfuerzo por recuperar el terreno perdido. Fueron unos kms cuesta arriba terribles de sufrimiento y de pensar en abandonar, pero casi hubiese sido peor. Los kms hacia el área de transición en la fuente de la reina fueron interminables, el plato pequeño ayudaba a que el esfuerzo no fuese muy grande y la necesidad de oxígeno fuese menor, pero me hacía avanzar despaaaaacio. En la transción apunto estuve de abandonar, pero "sólo" quedaba el camino smith corriendo para acabar con lo que seguí... no recuerdo cuánto tarde, pero era ponerse a correr y empezar a axfisiarme, con lo que exceptuando el último km hice el recorrido andando.
No llegué el último, pero casi, lejos de mis predicciones candidas y optimistas de la salida. Un buen rato tirando en el refugio del Peñalara intentando calmar la respiración y todo volvió a su sitio, pero aún hoy me duele cuando pienso en esa última hora de carrera. Y como dice mi abuela "¿y además pagas cuando corres?"