Wednesday, January 31, 2007

Haciendo números

Multiplico 3000 por 7 y me salen 21000. Bien, 5 años estudiando matemáticas tendrían que valerme para algo :-) Los números en sí no valen nada, es su semántica, el metavalor que lleva asociado lo que les da sentido. No es lo mismo 3 caricias que 3 hostias, 100 kilómetros en coche que 100 kilómetros andando, 10 muertos en las torres gemelas que 10 muertos en Afganistán (perdonad la crudeza, pero es que es así) y como bien sabía nuestra queridísima Ana Botella (visionaria ella) no es lo mismo 3 peras que tres manzanas.

Pues bien, 3000 son kilómetros y 7 son años. 21000 son los kilómetros que llevo, más o menos, desde que empecé un día en el que el asma me dió un momento de respiro y salí a trotar por la playa y dije... "coño, como mola esto", hasta los 12kms de ayer tarde en 51'00''. 21.000 kilómetros son muchos kilómetros, son muchos días, más de dos meses seguidos corriendo sin parar si los pusiesemos todos juntos, la vuelta al mundo por la latitud de centroeuropa, muchas horas de frío, de calor, de dolor en ocasiones y de bienestar en muchas otras. Decenas de pares de zapatillas, montones de ratos robados en casa, quebraderos de cabeza cuando se preparan competiciones, momentos irrepetibles como cuando se corre por un manto de nieve recién caida, o debajo de una lluvia incesante o con la cuerda larga totalmente nevada de fondo...

En definitiva, una amalgama de sensaciones, vivencias, anécdotas, sinsabores resumidas en una sola cifra, 21000.

Ahora me pregunto, ¿qué hubiese pasado si ese día no hubiese salido a correr?¿qué hubiese pasado si no hubiese invertido esas 1700 horas de mi vida?¿en qué las hubiese invertido? ¿en estudiar más? ¿en estar tirado viendo la tele después del trabajo? ¿en trabajar para una ONG? Cuando empecé a correr tenía la sensación que los corredores éramos algo así como una especie de ser humano especial, con una fuerza de voluntad inquebrantable, con la suerte de haber descubierto la actividad definitiva que nos guiaría a la felicidad absoluta. Algo digno de ponerse en la tarjeta de visita de uno "Sergio Bellido, corredor". 21000 kilómetros después pienso que somos víctimas de nuestra propia actividad que nos obsesiona y hace feliz a la vez, pero semejantes a un obsesionado del tunning de Alcorcón o un friki de la Guerra de las Galaxias.

Y lo más gracioso de todo, a pesar del frío análisis, es que estoy esperando a que lleguen las 8.00 de la tarde para hacer el kilómetro 21014 y cuando me cruce con otro corredor le saludaré pensando "hey tío, somos la hostia ¿qué no?"

Números...

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