El fresquito is back

A pesar de las benignas temperaturas de estos días atrás durante el medio día ya se nota, cuando el sol se esconde, que el aire frío quema en los pulmones en las dos primeras inspiraciones de la carrerita diaria. Las manos ya muestras los primeros ronchones genéticos que me causa el frío en éstas y piden a gritos salir con guantes los primeros minutos hasta que cogen temperatura. La camiseta de manga larga y las mallas cortas ya no molestan como lo hacían unas semanas atrás. Si la naturaleza sigue su curso, cosa que no parece tan obvia últimamente, en unas semanas el gorro y el buff para proteger el cuello volverán a formar parte del atuendo para protegerme de las frías noches de Tres Cantos y el biruji proviniente de la cercana sierra. Sierra, que si llueve lo suficiente se irá cubriendo de blanco a medida que las cotas de nieve bajen. Será tiempo entonces de empezar a pensar en sacar unas horas para terminar de aprender a esquiar, pero esquí de fondo, no el de cuesta abajo que ese no es deporte que decía aquel. Asignatura que todos los años voy dejando pendiente y que espero aprobar un año de estos.

En denitiva, estamos a las puertas de la época que más me gusta, la del frío. Sé que soy un tío raro y que el frío le gusta a poca gente. Pero pocas cosas igualan la sensación de estar vivo que te da la bofetada de fresco en la cara cuando sales a correr después de un día encerrado con la alergatadora calefacción.