Wednesday, December 13, 2006

Un minuto, uno.

Estaba yo de subidón por el sonrisote, con incipiente diente, que me dedicó Hugo al llegar de trabajar. Por la hora escasa, con frío y buenas sensaciones,que tardé en recorrer los 14,5kms de rigor y porque echaban House en la tele. Cuando viendo ésta, me di cuenta que vivimos en un país, no sé si llamarlo de desocupados o de gilipollas. Y ya me volví a cabrear.

Un minuto entero, uno, con sus sesenta segundos, dedicado al amigo Ronaldo, sí, el jugador ése de fútbol que parece un luchador de sumo, y a sus problemas en abrir una botella de Solán de Cabras después de abandonar el entrenamiento imagino que por una contractura, una contractura de ésas que cualquiera de nosotros tenemos a pares. Un simultáneo "no me puedo creer lo que estoy viendo" nos cruzamos Nuria y yo. Con sentimiento de vergüenza ajena y con la curiosidad de saber dónde llegaría esa absurda pieza ¿informativa? el presentador relataba la desgarradora historia del pobrecito multimillonario teniendo que utilizar hasta los dientes para abrir la susodicha botella de agua a la par que hacía una retrospectiva de las anécdotas del orondo jugador con el líquido elemento y tan vil contenedor.... de coña.

Si no hay nada que contar pues que pasen a la siguiente noticia o que pongan imágenes del lagarto ése del National Geographic sobre el agua o la de los cocodrilos devorando "ñuses" cuando éstos intentan cruzar el río (por cierto ya podrían haber aprendido después de tantos años que cuando un ñu trata de cruzar un río hay un cocodrilo esperando) o de ñus apareándose o de seres humanos apareádose o simplemente un cartel con un "le regalamos un minuto para que reflexione"... cualquier cosa menos contarnos la vida de esos niñatos pseudodeportistas que nos intentan colar como modelo de triunfo y a lo que deberían aspirar nuestros hijos.

Menos mal que luego empezó House (/jaus/) y pudimos desconectar el cerebro un ratito

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